Ser un conductor nuevo es un momento emocionante, pero con tu nueva libertad viene mucha responsabilidad. Aunque puedas estar ansioso por salir a la carretera tan a menudo como sea posible, ciertas condiciones pueden requerir tiempo para acostumbrarse y que adaptes la forma en que conduces. Conducir de noche es posiblemente más difícil que durante el día: luces deslumbrantes, percepción de profundidad alterada y visibilidad reducida hacen que sea una experiencia completamente nueva.
La noche también nos hace naturalmente más somnolientos y menos alertas, lo que es un factor de alto riesgo para colisiones. Un estudio encontró que a pesar de que solo el 9% de la conducción ocurre de noche, 49% de los accidentes fatales ocurren entre el atardecer y el amanecer.
Aquí exploramos tres formas en que los conductores nuevos pueden aclimatarse a conducir de noche, para mantener seguros tanto a ellos mismos como a otros usuarios de la vía en la oscuridad.
Prepárate para conducir con seguridad
Para conducir de forma segura de noche, la preparación es clave. El deslumbramiento de los faros y las farolas puede amplificar las manchas y suciedad en el vidrio, por lo que es esencial asegurarte de que las ventanas y espejos estén limpios. Realiza una inspección visual de tu coche para verificar que todas las luces funcionen correctamente, incluidos los intermitentes.
Personalmente, también debes asegurarte de no estar demasiado cansado para conducir. Si no estás bien descansado, tu tiempo de reacción se reducirá y existe el riesgo de que te quedes dormido al volante. También es importante nunca conducir cuando estés muy emocional: sentirte abrumado, molesto, estresado o enojado puede llevarte a tomar decisiones irracionales, aumentando el riesgo de una conducción peligrosa.
Practica hábitos de conducción inteligentes
La distracción es responsable de un gran número de accidentes: la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras informa que hubo 3,275 personas fallecidas y 324,819 personas heridas en accidentes que involucran a conductores distraídos. Siempre que conduzcas, ya sea de noche o durante el día, acostúmbrate a guardar tu teléfono y no tocarlo hasta que detengas el coche.
De noche, también es buena práctica conducir un poco más despacio que durante el día y mantener la música más baja. Al reducir las distracciones, te permites concentrarte únicamente en la carretera, otros conductores, peatones y cualquier otro peligro potencial.
Aumenta tu confianza
Aprender a conducir de forma segura de noche requiere tiempo y paciencia. Puedes comenzar practicando durante las horas del crepúsculo, regresando a casa en la oscuridad por un corto período. Usa la tecnología si te ayuda: si usas gafas, puedes aplicar un recubrimiento especial para ayudar a reducir el deslumbramiento.
También es importante no distraerse ni alterarse por otras personas en la carretera que muestran signos de ira al volante o conducción agresiva. Especialmente de noche, mantén la distancia y no te dejes presionar para conducir más rápido de lo que te sientes cómodo.
Conclusión
Aprender a conducir no termina cuando apruebas el examen: es un proceso continuo de adaptar tus habilidades a las condiciones cambiantes de la carretera y aprender a sentirte cómodo al volante, sin importar la situación externa. Ya sea oscuridad, lluvia torrencial, nieve, vientos fuertes o tráfico intenso, hay muchas ocasiones en las que incluso los conductores experimentados pueden sentirse incómodos al volante. Sé amable contigo mismo mientras aprendes a conducir de noche y siempre detente si comienzas a sentirte abrumado o estresado.